Tiempo Santa Lucía

05 noviembre 2014

Ciervos en Santa Lucía



Desde hace unos días una grata presencia  habita las costas del río Santa Lucía, se trata de ciervos (venados), los cuales habrían sido  atraídos por la flora existente en la zona. Autoridades locales conocen de la presencia de estos animales y ya se habrían comunicado con los organismos provinciales pertinentes, con la finalidad primordial de mantener la seguridad de estos animales, debido a la existencia de personas que realizan caza.

 Estudios sobre los venados en Corrientes (Ozotoceros bezoarticus leucogaster) coinciden en que la especie tendría una población estimada en 200 a 500 animales, que se distribuiría casi exclusivamente en las áreas de pastizales ubicadas entre las lomadas arenosas que bordean a los esteros de Iberá y los bañados del Aguapey. Esta población cuenta con suficientes ejemplares y hábitat apropiado para poder perdurar en el tiempo, pero la región está experimentando cambios abruptos que atentan contra su supervivencia: transformación de los pastizales (su hábitat) en plantaciones forestales, intensificación de la ganadería y creciente apotreramiento de las estancias. Si estos procesos siguen avanzando al ritmo actual, la desaparición total del venado en Corrientes será una triste realidad en un tiempo no muy lejano. Baste recordar que a fines del siglo pasado se extinguió una población de estos venados que habitaba los alrededores de Concepción, debido a la implantación de plantaciones de pino y eucalipto.

Declarado Monumento Natural en Corrientes (lo que le otorga protección legal así como a su hábitat), dicha declaración no ha pasado del terreno de las buenas intenciones, pues no se han asignado recursos administrativos, humanos o logísticos para su aplicación. Hoy en Corrientes los venados solo cuentan con la única protección que le brindan algunos estancieros de los campos privados donde viven estos animales. Son ellos los que, de acuerdo a criterios y voluntades personales generalmente ajenas a la intención de conservar la especie, autorizan o no la cacería de los venados en sus tierras, el tipo de manejo de fuego, el tamaño y estructura de sus potreros, la transformación o no de sus campos en forestaciones, el número y uso de perros -que habitualmente predan a la especie- en sus tierras, e incluso la autorización para que investigadores accedan a las áreas habitadas por la especie. Ante la ausencia del Estado, son particulares los que deciden sobre el destino de un bien público protegido como lo es el venado de las pampas. Ha llegado la hora que gobiernos, científicos, entidades conservacionistas y la sociedad en general, mancomunemos esfuerzos y nos decidamos a actuar en serio, si queremos evitar la desaparición de uno de los habitantes más carismáticos de Argentina.



Fuente: web

Foto: Facebook (Tomás Lomonaco)


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